Las mejores 22 frases de Pablo Neruda
Si hubiera un club de poetas rockstars, sin duda alguna, Pablo Neruda sería uno de sus miembros más destacados. Nacido en Chile en 1904 con el nombre menos poético de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, Neruda decidió que necesitaba un seudónimo con más garra. ¿Y qué mejor nombre que uno inspirado por Jan Neruda, un poeta checo? Así nació la leyenda de Pablo Neruda.
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Frases de Pablo Neruda
- Yo creía que la ruta pasaba por el hombre, y que de allí tenía que salir el destino.
- No quiero para mí tantas desgracias. No quiero continuar de raíz y de tumba, de subterráneo solo, de bodega con muertos ateridos, muriéndome de pena.
- La poesía nace del dolor. La alegría es un fin en sí misma.
- La timidez es una condición ajena al corazón, una categoría, una dimensión que desemboca en la soledad.
- Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.
- Las lágrimas que no se lloran, ¿esperan en pequeños lagos? ¿o serán ríos invisibles que corren hacia la tristeza?
- Por qué se me vendrá todo el amor de golpe cuando me siento triste, y te siento lejana ...
- Para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan mis alas.
- Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso, ¡qué soledad errante hasta tu compañía!
- En un beso, sabrás todo lo que he callado.
- ¿Sufre más aquél que espera siempre que aquél que nunca esperó a nadie?.
- El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta.
- Pero no amo tus pies sino porque anduvieron sobre la tierra y sobre el viento y sobre el agua, hasta que me encontraron.
- Sí, corazón, lo sé, lo sé, y se sabe: es a vida, es a muerte este destino.
- Sólo con una ardiente paciencia conquistaremos la espléndida ciudad que dará luz, justicia y dignidad a todos los hombres. Así la poesía no habrá cantado en vano.
- Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera.
- Para que nada nos separe que nada nos una.
- Es tan corto el amor y tan largo el olvido.
- Sembremos la llanura antes de arar la loma.
- Conocer el amor de los que amamos es el fuego que alimenta la vida.
- El fuero para el gran ladrón, la cárcel para el que roba un pan.
- No hay más destino que el que nos haremos a pura sangre, a mano.
Pablo Neruda: el poeta del amor, la revolución y los calcetines
Este caballero no sólo se destacó por tener un talento sobrenatural para las palabras, sino que también vivió una vida que fácilmente podría competir con la trama de una novela épica. Viajó por el mundo, coleccionó conchas y caracoles, amó con pasión, luchó por la justicia y, por si fuera poco, encontró tiempo para escribir una poesía que hizo (y aún hace) suspirar a más de uno.
Muchos lo conocen por sus poemas de amor, esos que parecen desgarrar el alma y que se han convertido en lectura obligada para los románticos de corazón. "20 Poemas de Amor y Una Canción Desesperada" es, probablemente, su obra más icónica en este ámbito. Pero Neruda no fue sólo el poeta del amor; también fue el poeta de la revolución, del compromiso político y del pueblo. Su voz se alzó en contra de las injusticias, y su pluma se convirtió en una herramienta de lucha. No es de extrañar que, a lo largo de su vida, enfrentara problemas con la ley, el exilio y la persecución política.
Sin embargo, al hablar de Neruda, es esencial mencionar su increíble capacidad para encontrar belleza en los detalles más simples. Podía escribir sobre el amor más profundo o la injusticia más cruel, y luego sorprenderte con un poema sobre... ¿calcetines? ¡Sí, calcetines! Eso es lo que hacía a Neruda tan especial, su habilidad para elevar lo mundano y hacerlo extraordinario.
A pesar de sus convicciones políticas y de su profundo amor por su tierra natal, Chile, Neruda tuvo un espíritu aventurero que lo llevó a explorar diversos rincones del mundo. Estas experiencias enriquecieron su obra y le dieron una perspectiva global. Era un ciudadano del mundo, pero también un hijo eterno de Chile, y esta dualidad se reflejó en sus escritos.
Pero ¿qué pensaba realmente Neruda? Bueno, creía en el poder del amor, sí, pero no sólo en el amor romántico, sino también en el amor por la humanidad, por la justicia y por la naturaleza. Creía en un mundo mejor y luchó por él. También tenía un humor peculiar y una curiosidad insaciable, lo que se refleja en su obra y en sus colecciones personales.
Finalmente, y a riesgo de sonar cursi, Neruda no sólo escribió poesía, él era poesía. Y aunque nos dejó en 1973, su legado sigue vivo, inspirando a generaciones a encontrar poesía en cada rincón del mundo, ya sea en un intenso romance, en una lucha por la justicia o, por qué no, en un par de calcetines recién estrenados.