Las mejores 19 frases de Antonio Gala
Cuando hablamos de Antonio Gala, lo primero que nos viene a la mente podría ser esa sutil mezcla de gravedad y desenfado con la que dotaba a sus palabras. Nacido en Brazatortas, Ciudad Real, en 1936, Gala demostró desde muy joven un talento insólito para el arte de las letras. Pero no te confundas, aunque nació en tierras manchegas, él mismo solía decir que era un "andaluz de adopción". ¿Y por qué no? Si algo nos enseñó Gala, es que uno decide de qué tierra es.
Tabla de contenidos:
Frases de Antonio Gala
- La dictadura se presenta acorazada porque ha de vencer. La democracia se presenta desnuda porque ha de convencer.
- Llamar fiesta a un rito tan sangriento como una corrida de toros es lo contrario de llamar sacrificio al rito incruento de la misa.
- Cuando se colabora con un loco o se comentan sus manías, se cae en la locura.
- Nuestra sociedad ha llegado a un momento en que ya no adora al becerro de oro, sino al oro del becerro.
- Nadie podrá decir que un nido calentito y dichoso dará de sí muy grandes personas. La inadaptación a lo imperfecto es lo que mejora al hombre.
- El amor es una amistad con momentos eróticos.
- Al poder le ocurre como al nogal, no deja crecer nada bajo su sombra.
- Esta sociedad nos da facilidades para hacer el amor, pero no para enamorarnos.
- Darle a cada día su propio afán, pero también su propia sonrisa, su propio gozo, su propio color, su propio aroma. Eso es la inteligencia. Porque una inteligencia que no nos ayude a vivir, no la quiero.
- Los políticos honrados se quitan de en medio cuando cae sobre ellos la sospecha.
- El amor es la poesía de los sentidos. Pero hay poesías malísimas.
- Todo lo que una mujer quiere de verdad - un perro, un hombre, Dios, cualquier cosa - lo quiere como a un hijo.
- El que no ama siempre tiene razón: es lo único que tiene.
- Una casa es el lugar donde uno es esperado.
- La felicidad es darse cuenta que nada es demasiado importante.
- El escritor, muchas veces, es como un caballo de carreras que ha perdido su jinete y ya no sabe porque está corriendo ni dónde está la meta y, sin embargo, se le exige seguir corriendo aunque no sepa ni hacia dónde ni por qué razón.
- No soy pesimista. Soy un optimista bien informado.
- El dolor es más fuerte entre los más fuertes. Como el cáncer.
- Vivid no de acuerdo con los ideales recibidos, sino con vuestras aspiraciones, con vuestra intuición más vehemente.
Antonio Gala: El poeta, dramaturgo y pensador inquieto
Antonio, o “Toni” para los que lo imaginan cercano, era ese tipo de genio que, en lugar de lucir su intelecto, prefería charlar contigo en un café sobre las ironías de la vida. Se formó en Filosofía, Letras y Derecho, pero pronto se dio cuenta de que su verdadera vocación estaba en contar historias. Y vaya que lo hizo. Saltó a la fama con obras teatrales como "Los verdes campos del Edén" y "El cementerio de los pájaros". Pero fue “El manuscrito carmesí”, una novela histórica que recrea la vida de Boabdil, el último rey nazarí de Granada, la que lo puso en un pedestal literario. A través de su pluma, la historia se volvía poesía y la poesía, a menudo, se volvía reflexión.
Si hubiera que definir el pensamiento de Antonio Gala, diríamos que era un eterno enamorado. Pero no solo del amor romántico, que también. Gala amaba la vida en todas sus formas, sus contradicciones y sus retos. Uno de sus más célebres pensamientos dice: "El amor es la respuesta a todo. Pero, ¿cuál era la pregunta?". Así era él, un hombre que buscaba el sentido del todo, incluso en los rincones más inesperados.
Defensor a ultranza de las minorías, Gala siempre se mostró como un firme aliado del colectivo LGBTQ, de las mujeres y de todos aquellos que, por alguna razón, habían sido marginados por la sociedad. A través de sus obras, no solo daba voz a estas personas, sino que les ofrecía un espacio donde se sentían comprendidos y representados.
Uno de sus pensamientos más destacados sobre el amor y las relaciones decía: "El amor que se alimenta de regalos siempre tiene hambre". Y vaya si tenía razón. En su visión del mundo, el amor genuino no se basa en posesiones o acciones superficiales, sino en ese lazo invisible y poderoso que une a las almas.
Para Gala, la vida era un constante juego entre el deseo y la renuncia. En muchos de sus escritos, reflexionaba sobre la búsqueda del equilibrio entre lo que queremos y lo que realmente necesitamos. Y, a pesar de su éxito y reconocimiento, nunca se dejó seducir por las luces de la fama. Para él, lo más importante siempre fue la esencia, lo que queda cuando se va todo lo demás.
Cerrando esta pequeña ventana a la vida y obra de Antonio Gala, podríamos decir que era un alma vieja en un cuerpo que, a pesar de los años, nunca dejó de tener curiosidad. Un hombre que, a través de sus letras, nos invitó a cuestionar, a amar sin límites y a buscar siempre la belleza en lo cotidiano. Porque, como él mismo decía, "Lo extraordinario no es ser joven a los veinte, sino serlo a los ochenta". Y vaya si lo fue. ¡Salud, Toni! Por todas las historias y reflexiones que nos dejaste.